Lo más natural del mundo (Desde la Gente, 2019) es el tercer libro de cuentos de Anahí Flores, quien desde hace años se dedica a dictar talleres literarios a la par que desarrolla una obra en poesía y narrativa. El presente volumen retoma y amplía temas y obsesiones que ya aparecían en su anterior trabajo, Criaturas (Alto Pogo, 2018), además de añadir nuevas líneas. Esta vez, la totalidad de los cuentos se divide en dos series: “Una distancia prudente” y —luego de un intervalo— “Todo lo que Roberta quiere”. En cada relato —a excepción de “Él”—, un narrador en tercera persona sigue en tiempo presente a Roberta, quien se ve inmersa en situaciones que se desplazan progresivamente desde lo habitual hacia lo inusual. Extraños elementos dicen presente: botones, cerezas que cotizan igual que el dólar con hiperinflación, una isla que nadie sabe a ciencia cierta si existe. No hacen falta explicaciones sobre a qué orden pertenecen dichos elementos: la fuerza de la narración avanza sin respiro. Lo que no ve Roberta, tampoco lo ven los lectores. Lo raro simplemente está allí, al igual que la gama de personajes secundarios, cada uno de los cuales merecería un párrafo aparte. Todos hacen gala de un comportamiento estrafalario, excéntrico, a veces bizarro. Un buen ejemplo es “Telegrama”, donde aparecen dos guardias que parecen salidos de un corto de los Monty Python. ¿Ese es su verdadero carácter? ¿Están escondiendo algo? Roberta los observa sin juzgarlos, aunque la comunicación con ellos se enrarezca. Semejante a los Libros de sangre, de Clive Barker, la interacción con lo inesperado da muestras del universo de las ficciones. Los relatos apuntan a la insinuación, a modo de piezas de un rompecabezas que el lector puede completar con sus impresiones. Ya en la contratapa, un extracto del prólogo de Luis Mey asegura: “Todo cuento persigue una conversación muda con los lectores. Esa rebeldía fabulosa que implica decir sin decir confiando en que del otro lado asentirán porque sí, la cosa estuvo ahí, se transmitió lo callado”. Mediante un silencioso destierro, los cuentos de Lo más natural del mundo conducen a Roberta —y a los lectores— hacia lugares donde se adivina que nada es lo que parece. Un viaje a un mundo en el que lo insólito es, valga la redundancia, lo más natural del mundo.
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