Reseña de la antología La mano maldita. Ficciones metaleras. Compilación y prólogo: Gito Minore. Escribe: Fernando Farías para La Palabra de Ezeiza
En 1983, el inmenso rugido del motor de un Torino daba inicio a Luchando por el metal, el primer LP de V8, banda pilar del heavy metal —o metal pesado— argentino. Enseguida, desde la mano derecha del guitarrista Osvaldo Civile arremetía el riff principal de “Destrucción”, el primer tema e himno metalero indiscutible. De esto hace ya 35 años. Hoy, el contexto es otro: a través de los años y las generaciones, el metal pesado construyó una cultura que trasciende lo musical. Así lo demuestra La mano maldita. Ficciones metaleras, editado por Gito Minore (que también se hace cargo del prólogo) y María Inés Martínez, quienes se encuentran en la organización de la anual Feria del Libro Heavy de Argentina y comandan el sello editor Clara Beter, responsable de esta publicación y de la serie de libros titulados Cultura metálica (con ponencias, debates y exposiciones de las distintas ediciones de la Feria del Libro Heavy). Contiene los cuentos “Iron Maiden, mi viejo y yo (Una historia real)” (Gustavo Noé Zavala), “Donde las hormigas” (José María Marcos), “Ya no quedan más cojones” (Daniel Salinas Basave), “Fuerza demencial” (Kike Ferrari), “Alguien robó mis recuerdos mientras dormía” (Alexis Cuzme), “Las facultades y la electricidad” (Emiliano Scaricaciottoli), “Shabat black” (Mauricio Vallejo Márquez), “Zombi” (Juan Ignacio Pisano), “Relámpago en la oscuridad” (Juan M Solá Sloan) y “Leather rebel” (Gito Minore). Tal cual se anuncia en la contratapa, la recopilación reúne a “una nueva camada de autores, provenientes de distintos lugares de América”, y ofrece una gama de miradas sobre el metal pesado que se distancia de los típicos clichés con que se suele asociar al género. De hecho, si hay un hilo une los relatos, tiene que ver con las relaciones humanas que se dan por y a través de la música, ya se trate de un padre y un hijo, compañeros de una banda o músicos y público. Los cuentos derivan en los más diversos tonos y géneros, desde la crónica autobiográfica a la ciencia ficción, pasando por el cuento negro y el terror. El realismo y la fantasía sobrevuelan buena parte de las ficciones donde no faltan los recitales, las discusiones existenciales, los ídolos que se rebelan como seres de carne y hueso, la nostalgia, los ritos iniciáticos y hasta viajes en el tiempo, zombis y experimentos que pondrían rojo de envidia al mismísimo Víctor Frankenstein. De esta forma, cada uno de los relatos aporta para construir un todo heterogéneo del que pueden disfrutar no sólo los incondicionales del metal pesado, sino también los lectores a secas. Al igual que aquel viejo split titulado Aleación —donde aparecían V8, Riff, Bloke y Thor—, La mano maldita. Ficciones metaleras es una invitación a escudriñar distintas visiones del metal pesado, en esta ocasión desde el lado de la narrativa. Otro motivo para seguir celebrando todas las vertientes de la cultura metálica.
Un paso más en la cultura metálica
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Fernando Farías
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