A los 78 años partió Miguel Ángel Corral, conocido entre sus familiares y allegados como “Miguelito”, vecino de Ezeiza que practicaba el atletismo amateur, como cuestión de salud y de pasión. Un vecino que, con su estampa, daba un toque especial a las calles del distrito.
De buen carácter y siempre optimista, nació el 6 de septiembre 1946. Se casó con Mirta, tuvo una hija Gabriela y un hijo Nicolás, nietos y nietas que lo adoraban. Su familia nos recordó que, de joven, Miguel siempre tuvo en la mira tener una vida sana y comenzó sus prácticas de gimnasia en el Club Atlético Huracán, en el barrio porteño de Parque Patricios.
A Miguel se lo solía ver correr por los barrios de José María Ezeiza, cubría largos trayectos de tierra y de pavimento. No lo acobardaban la lluvia ni el frío extremo. Corría también por distintos circuitos de La Unión, Tristán Suárez y Luis Guillón. Habiendo sufrido una operación de cadera, nunca dejó de entrenar y el entusiasmo por la superación y el deporte le permitió una rápida recuperación.
De joven vivió en un conventillo enfrente del Hospital Rawson y trabajó como vendedor de diarios y revistas en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Barracas, en un momento donde la industria gráfica estaba en plena expansión y tenía una centralidad en el sistema de medios. Años después, trabajó en YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), en el área de transportes aéreos en Ezeiza. Luego se desempeñó veintidós años como camillero en la Clínica Fleni, donde generó una gran amistad con la comunidad de la institución. Allí se jubiló.
Falleció el viernes 24 de mayo de 2024. Familiares, amigos, vecinos y allegados sintieron su partida. De esta noticia nos informó su hijo Nicolás, quien, fiel al estilo de su padre, nos dijo: “En este momento de despedida queremos recordar, por sobre todas las cosas, que fue una persona llena de vida, esperanzas, ilusiones y un afán permanente por mejorar. Esas enseñanzas quedarán por siempre en nuestra familia; en todos los vecinos y vecinas de Ezeiza y Canning; en la comunidad entera”.
De buen carácter y siempre optimista, nació el 6 de septiembre 1946. Se casó con Mirta, tuvo una hija Gabriela y un hijo Nicolás, nietos y nietas que lo adoraban. Su familia nos recordó que, de joven, Miguel siempre tuvo en la mira tener una vida sana y comenzó sus prácticas de gimnasia en el Club Atlético Huracán, en el barrio porteño de Parque Patricios.
A Miguel se lo solía ver correr por los barrios de José María Ezeiza, cubría largos trayectos de tierra y de pavimento. No lo acobardaban la lluvia ni el frío extremo. Corría también por distintos circuitos de La Unión, Tristán Suárez y Luis Guillón. Habiendo sufrido una operación de cadera, nunca dejó de entrenar y el entusiasmo por la superación y el deporte le permitió una rápida recuperación.
De joven vivió en un conventillo enfrente del Hospital Rawson y trabajó como vendedor de diarios y revistas en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Barracas, en un momento donde la industria gráfica estaba en plena expansión y tenía una centralidad en el sistema de medios. Años después, trabajó en YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), en el área de transportes aéreos en Ezeiza. Luego se desempeñó veintidós años como camillero en la Clínica Fleni, donde generó una gran amistad con la comunidad de la institución. Allí se jubiló.
Falleció el viernes 24 de mayo de 2024. Familiares, amigos, vecinos y allegados sintieron su partida. De esta noticia nos informó su hijo Nicolás, quien, fiel al estilo de su padre, nos dijo: “En este momento de despedida queremos recordar, por sobre todas las cosas, que fue una persona llena de vida, esperanzas, ilusiones y un afán permanente por mejorar. Esas enseñanzas quedarán por siempre en nuestra familia; en todos los vecinos y vecinas de Ezeiza y Canning; en la comunidad entera”.
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