Por Torosaurio | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses
El 31 de agosto publiqué en esta sección una anécdota con el Loco Renoldi. Ahí aproveché para promocionar su último libro, Testimonios. Ese mismo día el Loco pasó por la oficina de La Palabra. Feca de por medio, el autor agradeció la buena onda y me invitó a la presentación.
—Compralo, no seas rata —instigó—. Pasá por mi galpón el viernes 8 a las 19.
Cumplí la orden. Me recibió el Loco hecho un manojo de nervios. Pensé que la publicación lo estaba poniendo más loco que de costumbre. Por el habitáculo deambulaban los colaboradores de “Esto no está chequeado” Edgardo Pietrobelli, Juan Carlos Ramirez Leiva, Sofía Pérez, Digital Snatch, Míster Afro, la Campanera de San Juan, Irasco Borrokatu y la Pirata Domínguez, entre otras distinguidas personalidades. Saludé y compré el libro.
Gladys (esposa del Loco) me convidó un vaso de whisky Guaty Jor. Me senté al lado de Irasco Borrokatu, que ya estaba chupando.
El Loco se subió a un escenario con dos periodistas (así fueron presentados) y, en consonancia con los testimonios del libro, habló sobre su entusiasmo por el ateísmo.
―Me está convenciendo de hacerme cristiano
―apreció Irasco.
El Loco cerró el evento interpretando con una criolla clásicos del rock argentino de los 70.
Yo iba por la cuarta recarga de Guaty Jor cuando el Loco se me acercó llorando.
—La presentación salió muy bien —celebré entre trago y trago―, no era para estar tan nervioso.
—No estoy emocionado por eso —aclaró el Loco entre sollozos—. Con los ejemplares que vendí, junté unos pesos para encargar pizzas. ¡Ponete contento, Torosaurio! ¡Hoy comemos!
―¡Vamos, carajo! ―se sumó Irasco.
Nos abrazamos los tres. Solté un par de lágrimas.
De madrugada y bien comidos, Irasco y yo nos retiramos tambaleándonos. Paramos a regar una pared, y entre balbuceos, Irasco redondeó la velada con una reflexión:
—Sacar un libro alegra el alma. Pero el corazón está verdaderamente contento con la panza llena.
—Amén —dije.
—Compralo, no seas rata —instigó—. Pasá por mi galpón el viernes 8 a las 19.
Cumplí la orden. Me recibió el Loco hecho un manojo de nervios. Pensé que la publicación lo estaba poniendo más loco que de costumbre. Por el habitáculo deambulaban los colaboradores de “Esto no está chequeado” Edgardo Pietrobelli, Juan Carlos Ramirez Leiva, Sofía Pérez, Digital Snatch, Míster Afro, la Campanera de San Juan, Irasco Borrokatu y la Pirata Domínguez, entre otras distinguidas personalidades. Saludé y compré el libro.
Gladys (esposa del Loco) me convidó un vaso de whisky Guaty Jor. Me senté al lado de Irasco Borrokatu, que ya estaba chupando.
El Loco se subió a un escenario con dos periodistas (así fueron presentados) y, en consonancia con los testimonios del libro, habló sobre su entusiasmo por el ateísmo.
―Me está convenciendo de hacerme cristiano
―apreció Irasco.
El Loco cerró el evento interpretando con una criolla clásicos del rock argentino de los 70.
Yo iba por la cuarta recarga de Guaty Jor cuando el Loco se me acercó llorando.
—La presentación salió muy bien —celebré entre trago y trago―, no era para estar tan nervioso.
—No estoy emocionado por eso —aclaró el Loco entre sollozos—. Con los ejemplares que vendí, junté unos pesos para encargar pizzas. ¡Ponete contento, Torosaurio! ¡Hoy comemos!
―¡Vamos, carajo! ―se sumó Irasco.
Nos abrazamos los tres. Solté un par de lágrimas.
De madrugada y bien comidos, Irasco y yo nos retiramos tambaleándonos. Paramos a regar una pared, y entre balbuceos, Irasco redondeó la velada con una reflexión:
—Sacar un libro alegra el alma. Pero el corazón está verdaderamente contento con la panza llena.
—Amén —dije.
Esto No Está Chequeado | Sección no basada en hechos reales | Cualquier semejanza con la realidad es mala puntería | Contacto: ezeizaediciones@yahoo.com.ar
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