Por Míster Afro | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses
Hace un par de semanas, mientras paseaba por la calle Paso de la Patria, venía pensando en lo rápido que pasan los años.
Como si el Universo estuviera leyendo mi mente, encontré un cartel en un poste de luz que decía: “¿Siente que el tiempo vuela? ¿Que los días son cada vez más cortos? Instituto Cronos tiene la solución para habitar este mundo intensamente. Con la conducción de docentes especializados en filosofía, religión, conciencia, Lacan, Freud, Jung, constelaciones familiares, registros akáshicos, tarot y psicodrama, usted podrá dejar atrás esa sensación que tanto lo agobia”.
Tomé nota del número y mandé un whatsapp para pedir más información. Me invitaron a una muestra gratuita, un sábado a la mañana.
Asistimos a la cita dos muchachos y una chica. Sin preámbulos, ingresamos a la sala principal. El coordinador del encuentro nos explicó que presenciaríamos una obra de teatro, que narra la clave de la entidad.
Se apagaron las luces generales y se abrió un telón. El coordinador apareció sentado detrás de un escritorio, en un consultorio. Llegaba una paciente.
—Doctor Iván, siento que mis días son de juguete —comenzaba la mujer.
Ella repetía su drama, lento, pausado, con distintas palabras. El doctor intervenía poco, tomaba notas.
Cuando terminó la obra, el coordinador-actor-doctor quiso saber nuestra opinión.
—¿Qué les pareció?
No sabíamos qué decir y la chica rompió el silencio.
—Me pareció un poco larga.
—Bien, bien —dijo el coordinador—. ¿Algún otro comentario?
La obra me había resultado aburridísima. No quería decirlo y solo atiné a preguntar:
—¿Cuánto duró?
—Veinte minutos —respondió el anfitrión.
—A mí me parecieron cuatro horas —lanzó el otro espectador, resumiendo lo que pensábamos los tres.
Iván señaló:
—El tiempo es el mismo para todos. La forma en que lo percibimos varía en función de varios elementos. Gracias a nuestros avanzados tratamientos, cada veinte minutos invertidos en Instituto Cronos ustedes tendrán la sensación de haber vivido cuatro o cinco horas. Si la pasan bien siempre, cómodos y divertidos, o se distraen mirando videítos en las redes, jamás tendrán conciencia y cada instante será vano, fugaz. En próximas sesiones les enseñaremos a llevar esta experiencia a la vida diaria. ¿Nos vemos la semana próxima?
No sé qué dijeron mis compañeros. Yo respondí algo de ocasión y salí rajando. El curso exprés me resultó muy ilustrativo.
La abuela Achebe había anunciado sus famosos canelones a los cuatro quesos y no quería perder ni un minuto más en reencontrarme con su sonrisa, que puede convertir un mediodía en un recuerdo eterno.
Tomé nota del número y mandé un whatsapp para pedir más información. Me invitaron a una muestra gratuita, un sábado a la mañana.
Asistimos a la cita dos muchachos y una chica. Sin preámbulos, ingresamos a la sala principal. El coordinador del encuentro nos explicó que presenciaríamos una obra de teatro, que narra la clave de la entidad.
Se apagaron las luces generales y se abrió un telón. El coordinador apareció sentado detrás de un escritorio, en un consultorio. Llegaba una paciente.
—Doctor Iván, siento que mis días son de juguete —comenzaba la mujer.
Ella repetía su drama, lento, pausado, con distintas palabras. El doctor intervenía poco, tomaba notas.
Cuando terminó la obra, el coordinador-actor-doctor quiso saber nuestra opinión.
—¿Qué les pareció?
No sabíamos qué decir y la chica rompió el silencio.
—Me pareció un poco larga.
—Bien, bien —dijo el coordinador—. ¿Algún otro comentario?
La obra me había resultado aburridísima. No quería decirlo y solo atiné a preguntar:
—¿Cuánto duró?
—Veinte minutos —respondió el anfitrión.
—A mí me parecieron cuatro horas —lanzó el otro espectador, resumiendo lo que pensábamos los tres.
Iván señaló:
—El tiempo es el mismo para todos. La forma en que lo percibimos varía en función de varios elementos. Gracias a nuestros avanzados tratamientos, cada veinte minutos invertidos en Instituto Cronos ustedes tendrán la sensación de haber vivido cuatro o cinco horas. Si la pasan bien siempre, cómodos y divertidos, o se distraen mirando videítos en las redes, jamás tendrán conciencia y cada instante será vano, fugaz. En próximas sesiones les enseñaremos a llevar esta experiencia a la vida diaria. ¿Nos vemos la semana próxima?
No sé qué dijeron mis compañeros. Yo respondí algo de ocasión y salí rajando. El curso exprés me resultó muy ilustrativo.
La abuela Achebe había anunciado sus famosos canelones a los cuatro quesos y no quería perder ni un minuto más en reencontrarme con su sonrisa, que puede convertir un mediodía en un recuerdo eterno.
Esto No Está Chequeado | Sección no basada en hechos reales | Cualquier semejanza con la realidad es mala puntería | Contacto: ezeizaediciones@yahoo.com.ar
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