Por Marjorie Dambra(*) | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses
Me dirigía hacia mi trabajo de vigilancia en el Parque Central en construcción, cuando en el camino pasé por una tienda con viandas, situada sobre French. Compré una picadita, un sánguche de miga y una gaseosa chica.
En el trabajo relevé a mi compañero y me instalé en el turno noche, que yo pedí, porque suele ser tranquilo.
Desde mi cabina se pueden ver la propiedad entera, las máquinas y los materiales.
Saqué un libro. Mientras iba leyendo empecé por las aceitunas. Dejé el queso y los fiambres para el final. Sentí el reflejo de algo que pasaba. Por pura inercia levanté la cabeza. Nada extraño se veía. Seguí con mi lectura. Levanté la vista para agarrar otra aceituna. La excavadora se ubicaba en el lado izquierdo y la grúa del derecho. Hubiera jurado que era al revés.
Extraje la gaseosa de la mochila y disfruté de un trago. Volví a mirar el predio, faltaban la arena y los ladrillos. ¿Habían estado? No lo podía recordar.
Tomé el sánguche y le di un mordiscón. Una delicia. Al mirar hacia afuera me sobresalté al percibir lo cerca que se encontraba la grúa de la cabina. Escuché un crujido y vi claramente que el gancho de la grúa empezaba a balancearse como si fuera una hamaca. Se movía sobre su eje con bastante velocidad y, de pronto, el gancho se estrelló contra la cabina.
Desperté aterrado por el ruido de la alarma en mi celu. Miré hacia afuera. Los materiales y las máquinas estaban en sus lugares habituales.
Todavía tenía mi libro abierto sobre el regazo. Miré hacia la mesita donde había apoyado la picada. El queso y los fiambres ya no existían. Las aceitunas permanecían intactas, igual que la gaseosa y el sánguche. Aturdido, metí la vianda en una bolsa de plástico. Esperé a la llegada de mi reemplazo. Recibí al muchacho y me fui rápido del Parque.
Pasé por donde debía estar la casa de comidas y descubrí que se trataba de un local en alquiler. Tiré la bolsa a la basura y me marché con el pensamiento de pedirle a mi jefe que me cambiara de turno.
En el trabajo relevé a mi compañero y me instalé en el turno noche, que yo pedí, porque suele ser tranquilo.
Desde mi cabina se pueden ver la propiedad entera, las máquinas y los materiales.
Saqué un libro. Mientras iba leyendo empecé por las aceitunas. Dejé el queso y los fiambres para el final. Sentí el reflejo de algo que pasaba. Por pura inercia levanté la cabeza. Nada extraño se veía. Seguí con mi lectura. Levanté la vista para agarrar otra aceituna. La excavadora se ubicaba en el lado izquierdo y la grúa del derecho. Hubiera jurado que era al revés.
Extraje la gaseosa de la mochila y disfruté de un trago. Volví a mirar el predio, faltaban la arena y los ladrillos. ¿Habían estado? No lo podía recordar.
Tomé el sánguche y le di un mordiscón. Una delicia. Al mirar hacia afuera me sobresalté al percibir lo cerca que se encontraba la grúa de la cabina. Escuché un crujido y vi claramente que el gancho de la grúa empezaba a balancearse como si fuera una hamaca. Se movía sobre su eje con bastante velocidad y, de pronto, el gancho se estrelló contra la cabina.
Desperté aterrado por el ruido de la alarma en mi celu. Miré hacia afuera. Los materiales y las máquinas estaban en sus lugares habituales.
Todavía tenía mi libro abierto sobre el regazo. Miré hacia la mesita donde había apoyado la picada. El queso y los fiambres ya no existían. Las aceitunas permanecían intactas, igual que la gaseosa y el sánguche. Aturdido, metí la vianda en una bolsa de plástico. Esperé a la llegada de mi reemplazo. Recibí al muchacho y me fui rápido del Parque.
Pasé por donde debía estar la casa de comidas y descubrí que se trataba de un local en alquiler. Tiré la bolsa a la basura y me marché con el pensamiento de pedirle a mi jefe que me cambiara de turno.
(*)Concurre al Taller de Escritura y Literatura de la Municipalidad de Ezeiza y forma parte del programa radial La Última Sopa de Letras.
Esto No Está Chequeado | Sección no basada en hechos reales | Cualquier semejanza con la realidad es mala puntería | Contacto: ezeizaediciones@yahoo.com.ar
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