Por Torosaurio | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses
¡Cómo nos quieren nuestros lectores! ¡Nos quieren tanto que se acuerdan de nosotros cuando tienen un problema imposible de solucionar!
Al Instagram nos escribió Juanita Ledesma, de B° Güemes, con un culebrón: “Querido Torosaurio, me encanta tu sección. Extraño los relatos de Fernando Garriga, Pablo Ruocco, Hugo Panza y Jade Shung. Tus cuentos, no. Los últimos son un desastre, peores que de costumbre. Pero, bue... necesito tu consejo. Estás acostumbrado a las cosas raras, y a mi abuela Clotilde le pasa algo rarísimo. Desde hace unos años, sufre con la rodilla derecha. Es todos los santos días, Torosaurio. La humedad no tiene nada que ver. ¡Vive quejándose, y está peor que nunca! Ya la paseamos por veinte médicos, y ninguno supo darnos un diagnóstico. La única vez que ella anduvo bien fue en 2017, cuando se fue quince días a visitar a un tío en Finlandia. A la vuelta, apenas entró al espacio aéreo criollo, los dolores retornaron. ¡Es insoportable! ¡No la aguanto más! ¡Ayudame, Torosaurio! ¡Sos mi única esperanza!”.
Querida Juanita, por lo que me contás, es lógico que los médicos no peguen una. Más que doctor, necesitás un economista. Me explico: si la rodilla de tu abuela jode todo el tiempo menos cuando visita Finlandia, la medicina no tiene nada que ver. Pensá que la economía de aquel país es una de las más avanzadas. Por lo tanto, y si no me equivoco, la rodilla de Clotilde reacciona a la economía local, y a menos que este país se acomode, va a seguir doliendo. Para que el sufrimiento amaine, habría que frenar la inflación, aumentar los salarios, seducir al FMI para que nos perdone la deuda, etcétera. Nada de eso va a pasar. Quedan dos opciones. Una es que tu abuela se vaya a vivir con tu tío. Vos te la sacás de encima, ella se saca de encima el dolor, y todos contentos. Otra es pagarle unas vacaciones en Afganistán. Ahí sí va a saber lo que es el dolor de rodilla. Cuando vuelva, te aseguro que no se vuelve a quejar. Si se me ocurre algo más, te chiflo.
Querida Juanita, por lo que me contás, es lógico que los médicos no peguen una. Más que doctor, necesitás un economista. Me explico: si la rodilla de tu abuela jode todo el tiempo menos cuando visita Finlandia, la medicina no tiene nada que ver. Pensá que la economía de aquel país es una de las más avanzadas. Por lo tanto, y si no me equivoco, la rodilla de Clotilde reacciona a la economía local, y a menos que este país se acomode, va a seguir doliendo. Para que el sufrimiento amaine, habría que frenar la inflación, aumentar los salarios, seducir al FMI para que nos perdone la deuda, etcétera. Nada de eso va a pasar. Quedan dos opciones. Una es que tu abuela se vaya a vivir con tu tío. Vos te la sacás de encima, ella se saca de encima el dolor, y todos contentos. Otra es pagarle unas vacaciones en Afganistán. Ahí sí va a saber lo que es el dolor de rodilla. Cuando vuelva, te aseguro que no se vuelve a quejar. Si se me ocurre algo más, te chiflo.
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