Por Torosaurio | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses
—Discutir es salud, Torosaurio —me dijo Edgard Pietrotowers mientras me embolsaba unas manzanas en la feria.
—No sé... —contesté.
—¡Sí! ¡Es salud! —Me tiró el paquete en el mostrador—. Y si compra dos manzanas más, le cuento una historia.
—Gracias, pero no necesito más manzanas.
—¡Sí necesita!
Pietrotowers arrancó: a fines de los 80 (antes de dedicarse a la verdulería y a la dramaturgia) había sido albañil en una cuadrilla. Su jefe era Alejandro Casares, un tipo que por cualquier cosa se ponía a discutir con sus empleados o con sus clientes. Ya fuera el nivel de una columna o si está parcialmente nublado o parcialmente soleado, la mínima excusa alcanzaba. Casares discutía tanto, que los clientes lo echaban con los trabajos a medio terminar y la cuadrilla cambiaba de integrantes hasta dos veces por semana.
—No lo aguantábamos más, así que renunciamos —amplió Pietrotowers—. Casares, sin empleados ni clientes, encontró refugio discutidor en vecinos y comerciantes, hasta que nadie le dio más cabida. Contestaban “Sí, sí” y lo dejaban hablando solo. En el 91 reventó de un bobazo. Yo creo que acumuló tensión por falta de discusiones. Está enterrado en el Cementerio Municipal, por si quiere ir a ver. ¿Ahora entiende por qué hay que discutir, Torosaurio?
—Creo que sí.
—¡No! ¡No entendió nada!
***
Terminé de discutir con Pietrotowers y me pegué una vuelta por el Cementerio Municipal. La tumba de Casares quedaba al fondo de todo. La estaba contemplando cuando sentí una voz en eco:
—Joveeen, joveeen, ¿cómo está el climaaa?
Salté en mi lugar y miré para todos lados sin identificar de dónde venía el sonido.
—Joveeen, joveeen —insistió la voz—, ¿cómo está el climaaa?
—Par... par... Parcialmente nublado —logré articular.
—¡Nooo! ¡Está parcialmente soleadooo!
Cacé la bici y rajé. No le presté atención al eco que insistía con su visión del tiempo. Cuando las discusiones empiezan a desenterrar muertos, prefiero abrirme. Está bien, son salud, pero tampoco la pavada.
—¡Sí! ¡Es salud! —Me tiró el paquete en el mostrador—. Y si compra dos manzanas más, le cuento una historia.
—Gracias, pero no necesito más manzanas.
—¡Sí necesita!
Pietrotowers arrancó: a fines de los 80 (antes de dedicarse a la verdulería y a la dramaturgia) había sido albañil en una cuadrilla. Su jefe era Alejandro Casares, un tipo que por cualquier cosa se ponía a discutir con sus empleados o con sus clientes. Ya fuera el nivel de una columna o si está parcialmente nublado o parcialmente soleado, la mínima excusa alcanzaba. Casares discutía tanto, que los clientes lo echaban con los trabajos a medio terminar y la cuadrilla cambiaba de integrantes hasta dos veces por semana.
—No lo aguantábamos más, así que renunciamos —amplió Pietrotowers—. Casares, sin empleados ni clientes, encontró refugio discutidor en vecinos y comerciantes, hasta que nadie le dio más cabida. Contestaban “Sí, sí” y lo dejaban hablando solo. En el 91 reventó de un bobazo. Yo creo que acumuló tensión por falta de discusiones. Está enterrado en el Cementerio Municipal, por si quiere ir a ver. ¿Ahora entiende por qué hay que discutir, Torosaurio?
—Creo que sí.
—¡No! ¡No entendió nada!
***
Terminé de discutir con Pietrotowers y me pegué una vuelta por el Cementerio Municipal. La tumba de Casares quedaba al fondo de todo. La estaba contemplando cuando sentí una voz en eco:
—Joveeen, joveeen, ¿cómo está el climaaa?
Salté en mi lugar y miré para todos lados sin identificar de dónde venía el sonido.
—Joveeen, joveeen —insistió la voz—, ¿cómo está el climaaa?
—Par... par... Parcialmente nublado —logré articular.
—¡Nooo! ¡Está parcialmente soleadooo!
Cacé la bici y rajé. No le presté atención al eco que insistía con su visión del tiempo. Cuando las discusiones empiezan a desenterrar muertos, prefiero abrirme. Está bien, son salud, pero tampoco la pavada.
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