Por Míster Afro | Esto No Está Chequeado | Ilustración: Digital Snatch | #FiccionesEzeicenses
Quizá por su cercanía con el predio de AFA, o porque Maradona vivió en B° El Trébol, gran cantidad de jugadores de Ezeiza han triunfado en el ámbito profesional, muchos de ellos en el Club Tristán Suárez, recientemente ascendido a la Primera Nacional.
En la sección de hoy me gustaría recordar a Dante Electrofoul, con quien jugábamos en el barrio Sol de Oro y es el máximo defensor que conozco, duro, apasionado, metedor, una mezcla perfecta entre los elegantes y los rompehuesos de la vieja guardia.
Mi amigo arrastraba un problemita que sólo nosotros conocemos: le encantaba tocar cables pelados, meter los dedos en enchufes y trepar postes de luz durante las tormentas. Yo le aconsejaba que aflojara con el asunto y él me respondía que adoraba recibir cosquillas o shocks que lo dejaran aturdido. En una época lo convencimos de que se recatara y consumiera hasta 12 voltios, pero nos insistía en que necesitaba más energía.
Un sábado, teníamos un desafío con los de Villa Golf y se nos ocurrió cruzar las vías por la zona de cargas y descargas. Dado que había trenes estacionados tapando el paso, encaramos por el techo. Dante iba último, y cuando casi estábamos del otro lado, la red de 25 mil voltios lo chupó. Del susto, nos tiramos cuerpo a tierra, mientras que él se achicharraba. Al rato, lo vimos caer a un costado, con la ropa quemada. Era una pasa de uva humeante.
—¡Está muerto! —gritó Sugus, nuestro delantero.
Estábamos ahí sin saber cómo proceder, cuando Electrofoul se sacudió y abrió los ojos.
—¡Qué viaje, loco! —gritó y salió corriendo.
Un tanto desconcertados, lo seguimos. Sin habernos recuperado del sobresalto, jugamos horrible, excepto Dante que se mostró como un muro infranqueable y metió dos goles de cabeza con los que ganamos 2-1.
Desde aquel día, nuestro equipo dejó de tener nombre propio para llamarse el Equipo de Electrofoul. Tan famoso se hizo nuestro amigo que unos tipos vinieron a verlo. Era un grupo encabezado por dos poderosos empresarios, Demi y Guille, con quienes firmó un contrato millonario y lo sumarían al plantel alternativo del popular Comando de la Muerte, o Death Command, como lo conocen en otras partes del mundo. Toda la data de este notable club puede encontrarse en www.comandodelamuerte.net y distintas redes sociales (YouTube, Instagram, Facebook). Acá en Sol de Oro somos refanáticos.
Electrofoul está en su mejor momento. Con entrenamiento, anda afiladísimo y ha desarrollado una técnica al estilo del mítico Estudiantes de La Plata, el equipo campeón de Osvaldo Zubeldía y Carlos Salvador Bilardo. Cuando el partido viene bravo, Electrofoul neutraliza a sus rivales con sutiles descargas de electricidad, que ningún VAR ha logrado detectar.
Mi amigo arrastraba un problemita que sólo nosotros conocemos: le encantaba tocar cables pelados, meter los dedos en enchufes y trepar postes de luz durante las tormentas. Yo le aconsejaba que aflojara con el asunto y él me respondía que adoraba recibir cosquillas o shocks que lo dejaran aturdido. En una época lo convencimos de que se recatara y consumiera hasta 12 voltios, pero nos insistía en que necesitaba más energía.
Un sábado, teníamos un desafío con los de Villa Golf y se nos ocurrió cruzar las vías por la zona de cargas y descargas. Dado que había trenes estacionados tapando el paso, encaramos por el techo. Dante iba último, y cuando casi estábamos del otro lado, la red de 25 mil voltios lo chupó. Del susto, nos tiramos cuerpo a tierra, mientras que él se achicharraba. Al rato, lo vimos caer a un costado, con la ropa quemada. Era una pasa de uva humeante.
—¡Está muerto! —gritó Sugus, nuestro delantero.
Estábamos ahí sin saber cómo proceder, cuando Electrofoul se sacudió y abrió los ojos.
—¡Qué viaje, loco! —gritó y salió corriendo.
Un tanto desconcertados, lo seguimos. Sin habernos recuperado del sobresalto, jugamos horrible, excepto Dante que se mostró como un muro infranqueable y metió dos goles de cabeza con los que ganamos 2-1.
Desde aquel día, nuestro equipo dejó de tener nombre propio para llamarse el Equipo de Electrofoul. Tan famoso se hizo nuestro amigo que unos tipos vinieron a verlo. Era un grupo encabezado por dos poderosos empresarios, Demi y Guille, con quienes firmó un contrato millonario y lo sumarían al plantel alternativo del popular Comando de la Muerte, o Death Command, como lo conocen en otras partes del mundo. Toda la data de este notable club puede encontrarse en www.comandodelamuerte.net y distintas redes sociales (YouTube, Instagram, Facebook). Acá en Sol de Oro somos refanáticos.
Electrofoul está en su mejor momento. Con entrenamiento, anda afiladísimo y ha desarrollado una técnica al estilo del mítico Estudiantes de La Plata, el equipo campeón de Osvaldo Zubeldía y Carlos Salvador Bilardo. Cuando el partido viene bravo, Electrofoul neutraliza a sus rivales con sutiles descargas de electricidad, que ningún VAR ha logrado detectar.
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COMANDO CAMPEÓN, EL DOCUMENTAL
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