Es el caso de Héctor Malcolm Legrienne, vecino del B° La Deseada: “¿Cómo estás, Torosaurio? Soy un fiel seguidor de Esto no está chequeado. Me gustaría leer algo de Jade Shung y Pablo Ruocco, que hace rato no aparecen. Los extraño. Hoy te quiero contar mi experiencia en el confinamiento obligatorio. Soy oriundo de Miami, y hace ocho meses me mudé con mi señora Natalia a la casa que mandamos a hacer. Me maravilló su arquitectura, especialmente la del baño. Siempre me llamó la atención el regalo que nos dejaron los albañiles al lado del inodoro. Consiste en una escultura conectada al piso y la pared. No presenta firma y recuerda ligeramente al water clos, aunque sin la cajita de atrás. Creo reconocer la influencia del racionalismo de Le Corbusier. ¡Los muchachos quedaron tan contentos con el pago, que dejaron este obsequio! —celebraba yo, emocionado—. ¡Uno nunca sabe dónde van a aparecer los artistas! Natalia escuchó mis palabras de admiración y me dijo: Es un bidet, pelotudo. Quedé asombradísimo: desconocía que esa escultura tuviera nombre. La googleé, y, en primer lugar, descubrí algo que intuí desde el principio: la palabra bidet es de origen francés. Y como hubiera dicho Borges: se nota que en este nombre arquetípico se cifran todos sus bellos atributos. En internet también encontré una amplia gama de estilos y formas de los mencionados bidets. ¡Aplaudo con pies y manos a nuestros albañiles! ¡Se mandaron un diseño minimalista con mucho gusto! En cuanto al simbolismo de los bidets, creo que cada individuo tendrá una forma distinta de ver esta tradición. Para mí, representan un reflejo distorsionado de la realidad. No es casualidad que los bidets se coloquen al lado del inodoro. Los bidets son, entonces, espejos deformes de nuestra intimidad. Intimidad que, valga la redundancia, se distorsiona con más facilidad en tiempos de cuarentena. ¡No lo dude y háblelo ya con su albañil de confianza!”.
Queridos lectores: aprovecho que quedó espacio para repetir una obviedad. Si quieren participar en esta sección, aquí arriba tienen la dirección de email donde pueden enviar sus textos. Nos harían muy, muy felices.
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