Tras terminar su trabajo, Markov decidió quedarse. Por un lado, le encantó la onda de los muchachos, y por otro (con los GPS inutilizados), no encontró la manera de salir.
Fernando nos detalló que su padre Enrique Malatesta impulsó la creación de este lugar, entusiasmado por la leyenda de un cargamento de oro que refugiados nazis habrían enterrado en las inmediaciones del Aeropuerto, cuando llegaron a la Argentina en la década del 40. Con el botín, los anarquistas seguirían financiando el proyecto y redoblarían los esfuerzos por difundir sus ideas en contra del Estado represor y corrupto.
Un día, un empleado municipal —con descendencia rusa— encontró a la vecindad oculta mientras hacía una ronda para controlar la recolección de residuos. A pesar de que lo querían sacar a patadas (por ser “un pérfido representante de la burguesía”), confesó estar cansado del orden actual de la sociedad y, entonces, terminó instalándose y haciéndose amigo de Marcov. Hoy, lo conocen como Bigote Petrov y se destaca en las reuniones como uno de los mejores asadores. Cada vez que hay un brindis, declara haber comprendido que “el anarquismo es la única vía para luchar contra la opresión del sistema”.
Recientemente, los anarquistas decidieron expulsar al hijo del fundador del barrio por divulgar información confidencial a través de La Palabra de Ezeiza. En nuestro último contacto, Fernando aseguró que lo habrían descubierto hablando con nosotros —a través de una cabina telefónica que pensaban inutilizada—, y ruega que no lo echen, pues el castigo incluiría cadena perpetua en una cárcel de Irak. También, nos ha pedido que si algún lector encuentra el Barrio Malatesta haga una denuncia pública y destape el asunto, porque es hora de que allí empiece una revolución. Si el oro no aparece, le ve poco futuro al arrabal anarcoezeicense.
Esto No Está Chequeado | Sección no basada en hechos reales | Cualquier semejanza con la realidad es mala puntería | Contacto: ezeizaediciones@yahoo.com.ar
Blogger Comment