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Juntada de Hijos Únicos en El Tala
Por Torosaurio | Esto No Está Chequeado | #FiccionesEzeicenses
En el barrio El Tala existió una asociación vecinal que pasó sin pena ni gloria. Su fundador fue Facundo Fariña, a quien los vecinos recuerdan con especial memoria. “Era insoportable —rememora doña Bermúdez—, se creía el ombligo del mundo”. Justamente, una tarde de abril de 1992, Fariña reflexionaba sobre qué era lo que lo hacía tan especial y tan carismático. Se respondió a sí mismo: “Soy hijo único”. Entonces Fariña decidió organizar la Juntada de Hijos Únicos, cosa de compartir las tardes con gente casi tan especial como él. Llamó a amigos sin hermanos, quienes contactaron a más consentidos, quienes a su vez buscaron más malcriados. Y la casa de Fariña se transformó en la sede central, aunque también se organizaron reuniones semanales en otros sitios, ya que todos los miembros querían mostrarles a los demás lo bien que vivían. Llegaron a armar equipos de ajedrez, bochas, tejo, truco, vóley y fútbol. Sin embargo, pronto fueron vetados de todo campeonato habido y por haber. “Con esos pesados no se podía jugar a nada”, retoma doña Bermúdez, quien en su momento fue una gran jugadora de la escoba de quince. “Si ganaban, se ponían insoportables. Y si perdían, armaban escándalo y decían que les habían hecho trampa”. Todo parecía irles sobre ruedas —o como ellos querían—, pero el final de la Juntada se precipitó en el momento en que trataban de oficializar la entidad. Se cuenta que Fariña ya había iniciado los trámites para obtener la personería jurídica, cuando una pregunta en una reunión sepultó el destino de la institución: ¿Quién va a ser el presidente? La Juntada tenía 73 participantes. Se presentaron 73 listas, todas de un solo miembro, y en cada votación hubo un voto por lista. Fue así que —luego de trece votaciones infructuosas— la Juntada de Hijos Únicos llegó a su fin. Hoy, Fariña vive con su perro Pichuco en una isla del Tigre que tiene para él solito. “Fue para mejor”, aclara sobre la disolución del grupo, “el único que podía gobernar ahí era yo, y me hubiera demandado mucho esfuerzo. Además, ni quería ser presidente”.
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