“Soy el primero en desesperar de ansiedad para que esto vaya
más rápido, pero cuesta cambiar la dirección de un país”. Quien lo dijo fue el presidente
de la Nación , Mauricio
Macri, en su paso ayer por Azul al brindar una nota a El Tiempo. Minutos antes de su participación en el acto de cierre
de la campaña de Cambiemos en territorio bonaerense, el mandatario habló de las
Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del próximo domingo, de Cristina
Fernández de Kirchner, del desempleo y de los números del INDEC, entre otros
temas.
—A días de las PASO,
las encuestas en la provincia ubican en segundo lugar a Cambiemos. Teniendo en
cuenta que toda elección legislativa es un plebiscito de la gestión de quien
está en el poder, ¿qué significaría para usted no ganarlas?
—Tengo una visión optimista que comparto con todo el equipo.
Creo que nos va a ir bien, que una mayoría de argentinos va a ratificar el
cambio que decidimos hace dos años. Un cambio basado en ver que hacia donde
íbamos era a una crisis como la de 2001 o Venezuela, y que queríamos darnos la
oportunidad de ser protagonistas de un momento distinto para Argentina. El
domingo es una gran oportunidad de decirle al mundo y a nosotros mismos que
creemos en lo que estamos haciendo. Sabemos que un país como el que soñamos no
se construye en 18 meses. Ni Boca me llevó 18 meses. Tardé tres años para
ganar. Costó mucho ponerlo en marcha, imagínense un país.
—Pero la posibilidad
de perder está.
—Sí, siempre que hay elección la gente decide. Soy
optimista. Y si no, seguiremos trabajando para octubre.
—Si se da ese panorama
en la provincia, ¿sería un afianzamiento de Cristina Kirchner y un
debilitamiento de su gestión?
—Yo diría que es la confirmación de que en la provincia de
Buenos Aires tenemos que hacer más. Pero siento que en todos lados pasa lo
mismo. La Argentina
volvió al mundo, nos comprometimos a decir la verdad, a actuar con
transparencia, a dialogar, a tratar de darle un fin a la impunidad. Volvimos a
crecer. Ahora estamos creciendo y el año que viene vamos a crecer más. Estamos
bajando la inflación y va a bajar más el año que viene. Pero soy el primero en
saber que todo eso que hemos hecho mucha gente todavía no lo siente como
realidad económica. Sé que ha sido un año muy duro. Pero claro, si estábamos al
borde de estrellarnos. Uno no construye mágicamente una realidad distinta en
meses. Acá hace falta compromiso, trabajo, dedicación, sentir que somos todos
parte de lo que estamos haciendo. Mi desesperación, cada noche que me voy a dormir,
es qué más pude hacer para que otro habitante de la Argentina tenga una
mejor oportunidad. Soy el primero en desesperar de ansiedad para que esto vaya
más rápido, pero cuesta cambiar la dirección de un país. Empezamos a tomar
velocidad: arrancó el campo, después la industria automotriz, la energía, la
construcción.
—Pero a la mayoría no
le está llegando eso en lo cotidiano.
—Lo sé. Sé que hay una gran cantidad de gente a la que
todavía no le llega, pero pido que entiendan que estamos en el camino correcto
y que cada día a un argentino más le va a llegar esta oportunidad. Recién
visité el frigorífico que estaba cerrado. Hoy hay 518 personas que trabajan. Y
si sigue en este camino, me dijeron que va a haber 900. Esto es una rueda, no
es magia. El frigorífico abrió porque volvimos al mundo, empezamos a abrir
mercados, le dejamos exportar, sacamos los ROE (Registros de Operaciones de
Exportación) que eran una traba de corrupción que no servía para nada. Estamos
apoyando. Del frigorífico nos pidieron que ayudemos a ingresar a China con
cortes chicos, que pavimentemos la calle para entrar a la fábrica que es de
tierra, necesitan Internet, y la
Cooperativa tiene que darles una línea de electricidad porque
ayer se les cortó con la tormenta. Es un trabajo en equipo, pero empezamos y
lleva tiempo.
—Tiene muchos frentes
abiertos, ¿cuál es su principal preocupación?
—Que nadie vuelva a perder su sueño frente al miedo y caer
en la resignación. Esa es mi principal preocupación. Durante años nos han impregnado
de miedos para llevarnos a la resignación y, desde ese lugar, sostener en la
supervivencia la pobreza. No quiero trabajar por la supervivencia de los
pobres, quiero trabajar por la libertad de los pobres. Ellos no son pobres,
están pobres. Hay que ayudarlos a salir de la pobreza con un trabajo, que la
clase media pueda volver a proyectar en un trabajo el crecimiento de su familia.
Porque en Azul puede haber más frigoríficos, más empresas que hagan cosas con
tecnología. La cerámica crece porque crece la vivienda, y cada vez va a haber
más porque el crédito hipotecario avanza como una topadora, porque también es
parte de la Argentina
de la credibilidad. Cuando hay credibilidad hay crédito.
—Pero las inversiones
no llegaron.
—Llegaron, pero necesitamos muchísimas más después de tantos
años aislados.
—Usted habla del
miedo, del pasado, pero el domingo puede volver a ganar (interrumpe)…
—… la
Argentina no es el Gran Buenos Aires, la Argentina es más grande.
Hay un unitarismo del cual tenemos que desprendernos y yo trabajo para que sea
una Argentina federal. En la
Argentina , Cambiemos va a ganar por amplia mayoría. Acá hemos
focalizado todo en una elección. Ella (por Cristina Kirchner, a quien nunca
nombró durante la entrevista) va a perder en el 80 por ciento de todas las
intendencias y en cuatro o cinco tiene una concentración de votos que la hace
ser competitiva. Pero a nivel nacional va a sacar menos del 20 por ciento.
—¿Por qué cree que
Cristina Fernández de Kichner es competitiva?
—En esos lugares lo es, porque ahí se trabajó con el
clientelismo. La dependencia es muy grande y la gente se resigna a creer que
eso es lo único que puede recibir. Yo les digo que les voy a dar cloacas, agua
potable, pavimento, veredas, iluminación, capacitación, mejor educación pública
y van a poder construir su vida. No van a depender del puntero que les consiga
el subsidio tal o cual, más allá de que nosotros hemos tenido el presupuesto
social más grande de la historia.
—Anteayer fue un día
intenso en Capital con marchas pidiendo la Emergencia Alimentaria ,
San Cayetano (interrumpe para acotar)…
—… la
San Cayetano politizada…
—¿Por qué lo dice así?
—Porque lamentablemente las organizaciones sociales mezclaron
su reclamo, genuino o no, con una fiesta religiosa donde va gente a pedir o agradecer
a San Cayetano por haber conseguido un trabajo. Me pareció que se juntaron dos
cosas que no eran iguales.
—A propósito, el
INDEC dio a conocer que 3,3 millones de argentinos tienen problemas de empleo;
que de ellos más de 1,5 millones están desocupados y que un 1,7 millones de
personas son subocupadas...
—Por suerte ahora tenemos un INDEC que dice la verdad y nos
pone las cifras sobre la mesa.
—¿Cómo se revierte la
problemática del empleo?
—Poner la verdad sobre la mesa trajo una destrucción del empleo.
La curva se revirtió y hoy ya hemos generado más empleo de los que se habían
destruido al principio. Argentina entró en un ciclo con más energía renovable,
con más energía no convencional en Vaca Muerta, con más turismo, más aviones.
Todo esto lleva a más empleo. Pero es un proceso, en un día no vamos a generar
los 3 millones de empleos que no se generaron en 6 años. Todos los días estamos
generando empleo nuevo.
—Lleva 18 meses de
gestión. ¿Qué autocrítica hace?
—La hacemos todos los días. Por eso corregimos y trabajamos.
Esto no pasa por un gobierno iluminado. No pasa ni por el Presidente ni por sus
ministros. Pasa por el compromiso de una mayoría argentina de hacer las cosas un
poco mejor cada día. Hay que recuperar la autoestima. Hay que hacer y hacer, y
si uno se equivoca, corregir. Pero no hay que estar en la especulación, hay que
hacer porque hay mucha gente en la desesperación que quiere que lleguemos más
rápido.
—Anunciaron que la Autovía de la Ruta 3 va a estar terminada
en 2019. ¿Lo ratifica?
—Sí, porque ya estamos repavimentando grandes tramos de la Ruta 3, tanto hacia Olavarría
como hacia Cacharí, porque va a ser una de la doble mano de la autovía. Ahora
esperamos adjudicar antes de abril un sistema nuevo de corredores, donde nos va
a poner en autopista de Cañuelas hasta Azul y va a ser Ruta Segura hasta una
localidad intermedia con Bahía Blanca, y ahí arranca nuevamente a ser
autopista. Es un compromiso, como también lo es el hecho de que como la
autopista va a tardar, vamos a hacer colectoras en estos 5 kilómetros. Me
preocupa que los argentinos viajen seguros. Las rutas han estado en pésimas
condiciones, abandonadas. La producción aumentó de 25 millones de toneladas a 137
y es imposible transportarla por las mismas rutas.
—¿Por qué eligió Azul
para cerrar la campaña de Cambiemos en provincia?
—Porque me parece que el interior de la provincia de Buenos
Aires es muy importante y con Azul, sin llegar a ser Tandil que es donde nací,
tengo una corriente de afecto. Cuando era chico, mi familia tenía amigos acá y
mi tío me traía. Después volví con Boca y más tarde como jefe de Gobierno.
—Llamó la atención
porque no integramos una Sección Electoral que reporte muchos votos.
—Pero los afectos cuentan. Para mí lo es todo. Lo que hago,
lo hago por afecto y por amor a mi país.
—Cómo ve la provincia
de Buenos Aires
—Con futuro porque ahora tiene una Gobernadora única. Salió
de la mediocridad, de la connivencia con las mafias, de la especulación para ver
si podían ser Presidentes o no y no defender a los bonaerenses. Es una mujer
que conozco hace mucho. Me decían que estaba loco en ponerla como candidata. Yo
les decía: “Van a ver cuando la descubran”. Ahora la descubrieron y la aman
porque lo merece. Es alguien especial, única. Somos todos únicos, pero ella es
única entre comillas.
—Se han puesto la
campaña al hombro en la provincia en este último tramo.
—Somos un equipo. Trabajo con ella. Su gabinete se reúne con
el mío y batallamos juntos contra el narcotráfico, contra todos los abusos
mafiosos que hay. Por eso me extraña que Massa y el Frente Renovador no hayan
aprobado la adhesión a la ley de ART, que necesita una modificación porque hay
una mafia que ha hecho del juicio laboral una forma de estafar el sistema,
destruye las PyMes y nos deja sin trabajo. Se desesperan porque nos vaya mal. La
verdad que Argentina necesita que por un tiempo tiremos todos para el mismo
lado y después competiremos para ver quién lo hace mejor. Estas actitudes
especulativas, ventajistas, no son buenas.
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